Nunca te podre olvidar cuando te vi la primera vez en mi vida, salias del mar, en la playa, con unas conchas que habías pescado cuando buceabas en los arrecifes, te quitaste el snorquel y lo aventaste a la arena,te acomodabas tu cabello mientras entonabas una hermosa canción que el mismísimo Ulises de la Iliada sucumbía a tu canto, tu atlético y bien proporcionado cuerpo estaba humectado por las aguas del Caribe, un bronceado era la combinación perfecta para tu rubia y mojada cabellera, el bikini blanco era la prenda que coronaba la esplendidas de tu belleza; Esas fueron las palabras que emanaban de mi corazón cuando a mis 6 años en una vídeo casetera tipo beta, tuve el recuerdo inolvidable de mirar a Ursula Andress en la primer entrega de la saga de James Bond. De origen Suizo y con un acentuado acento alemán, tuvo que ser doblada para interpretar el papel de Honey Reider, una buceadora de conchas y caracoles marinos que une fuerzas con el pantera de Sean Connery, aka el 007. Chiacas Bond van y vienen, pero de manera testaruda, mi mente nunca olvidara a la seductora y despampanante rubia - habrá que hacer notar que en esos tiempos no estaba de moda tener una tonelada de crujías plásticas y se admiraba la belleza natural del sexo femenino- cuando saca el cuchillo para amedrentar al agente británico, tuvo en mi, un efecto hipnótico y hasta fetichista, así que este es un humilde homenaje a una de las mujeres mas bellas de todos los tiempos de la pantalla grande y un icono en el imaginario colectivo de la cultura popular mundial. Ya lo decía Sick Boy en Trainspotting, el personaje pachecón de Jonny Lee Miller: "...Ursula Andress es la quinta esencia de la chica Bond..." servidos.
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