Pocos tienen la fortuna, el privilegio o el don de crear los que hace quinientos años denominamos "obra de arte", y mucho menos no querer admirarse al ver una obra escultórica de la autoría de Arno Braker (Elberfeld, 1900-Dusseldorf, 1991), que para los fines ideológicos en que su obra fue concebida, las personas - admiradores y detractores - ha puesto sobre este monstruo sagrado del cincel y el martillo, los mas ingeniosos y disparatados abjetivos, Miguel Ángel del siglo XX, decorador infame de la barbarie nazi, hijo de su escultural y marmolista madre, y una infinidad de ecceteras que ni tantito, se acerca al verdadero talento creador de este iluminado escultor alemán.
La historia escrita por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial, han catalogado a todo aquello que se asocie con la filosofía del movimiento Nacional Socialista Alemán, como satánico, maldito, bárbaro, vulgar, repulsivo, abobinable, criminal; habrá que agradecerle a Hollywoood y sus cuentos de hadas financiadas por el Sionismo Gabacho que a tratado de perpetuar en las mentes de todos los pueblos del mundo que el Tercer Reich "es" practica mente la encarnación total y viviente del mal de todos los tiempos - el reino del anticristo pues - y que por lógica, se entiende que su arte es impuro y de mal gusto.
El revisionismo histórico ha permitido desmantelar de manera lenta pero progresiva, la muralla de calumnias y engaños en torno a lo sucedido realmente en la Alemania del III Reich, y los artistas que de ella surgieron y enriquesieron con su obra, el proyecto del Nuevo Orden, la edificación de Germanía, la ciudad mitica de Hitler, cobra sentido de admiración y respeto para las actuales generaciones. El arte nazi deja de ser la expresión plástica por excelencia del genocidio y la guerra, y se concibe ya dentro de la Historia del Arte como un movimiento en franca resistencia contra el Arte Moderno de la primera mitad del siglo XX.
Arno Braker hereda el talento de las artes escultóricas y arquitectónicas por parte de su progenitor, el cual incentiva desde muy temprana edad a su vástago por la escultura. El joven Braker estudios en las mas pretigiosas academias y escuelas de su natal Alemania , Italia y Francia, donde siente una gran influencia por las obras de los maestros Michelangelo Buonarroti y Auguste Rodin. Prootegido por Albert Speer, Braker tiene a partir de los Juegos Olimpícos de Berlín, la mejor época de su vida en cuanto a su fructífera obra se refiere, es bien sabido que Hitler le tenia en gran estima e inclusive cuando Francia capitulo ante las tropas alemanas, viajo a Paris junto con el Fuhrer y Speer para admirar la Ciudad Luz y así empezara a bosquejar las estatuas y edificios que adornarían la mítica ciudad Germanía. Sus estatua llenas de un poder y y fuerza hipnótica decoraron los edificios mas emblemáticos del III Reich como La Cancillería.
Como es bien sabido, la gran parte de su obra sucumbe ante el azoro de la guerra. Después de la guerra sobrevive a la barbarie aliada y continua trabajando para reyes y estadistas, aun con los boycots constantes de La Comunidad Hebraica Internacional, que siempre le tacho de artista genocida, la eterna cantaleta judía de todos los días. Habrá que ser sionista , ciego o descorazonado para no maravillarse ante la proverbialidad de su obra escultórica, que continua con la herencia escultórica greco-latina con un toque de modernismo sin caer en lo amorfo y abstracto del Arte Moderno, así que sin mas palabras La Cámara de Torturas se engalana y ofrece un humilde pero sentido homenaje a tan genial artista y que su obra perdure por mas de mil años. Sale pues, hay luego nos hechamos otro uno...
1 comentario:
Maestro, muy bueno lo suyo.
Al menos me salve de la furia de los dioses aztecas.
Un abrazo
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